sábado, 14 de abril de 2007

Ambientalismo y derecho de los Animales (Parte 2)

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Como fue dicho en el articulo anterior, otra forma de apuntar la diferencia entre ambientalismo y proteccionismo animales el tema del valor ético o la importancia de las especies versus el valor animal individualmente. Un pensamiento elemental puede asumir que la sumatoria de las muertes por la caza de los individuos puede ocasional el fin de la especie. Eso parece una verdad obvia, pero en la realidad solo sucede en casos muy especiales. La caza puede haber sido la causa principal de la extinción de algunos animales muy grandes durante la pre historia y, mas recientemente, también en el caso de las especies de las islas del Pacifico y, claro, ahora amenaza algunos animales africanos o asiáticos refugiados en pocos lugares, por culpa de la expansión de la agricultura y la ganadería. Pero, en general, o mejor dicho, la muerte de individuos o ejemplares no conduce a la muerte (o extinción) de las especies.
El ejemplo mas ilustrativo es el de la ganadería, en todas sus formas. La humanidad come carne de vacas, ovejas, puerco y pollo desde los albores de la civilización, y así mismo esas especies aun existen y son mas numerosas que antes de la historia del planeta. Ciervos, puercos salvajes, tortugas o pumas han sido cazados por milenios y, a pesar de eso, hasta ahora existen. La muerte de los individuos de una especie no lleva necesariamente a su extinción. Además, la gran mayoría de extinciones de especies animales, inclusive en las islas, fue ocasionada por la destrucción de sus habitats y de sus fuentes de alimento y lugares de refugio y no por efecto de la caza. No es que la muerte y la forma de ejecutarla no sean importantes. Pero, eso no es un factor determinante para su extinción de la faz de la tierra. Ocasionar la muerte de un o de muchos individuos no implica asumir el papel de un dios del universo, mucho menos cuando los propios dioses de la mayor parte de las creencias de la humanidad decidieran que el ser humano sea omnívoro.

El ambientalismo considera que un aspecto clave en la ética ambiental es evitar que la extinción de las especies de otros seres vivos se de porque estos son obras divinas, y una perdida irreversible, porque todas las especies tienen un papel que desempeñar en la trama de la vida sobre la tierra o, simplemente, porque muchos creen que la especie humana no tiene derecho a exterminar otras especies. Por eso, el ambientalismo defiende la conservación de nuestros dos ecosistemas y de la biodiversidad en ellos contenida y la manutención de los equilibrios naturales de los que depende la vida en el planeta. En la medida de que el uso de los animales y plantas no implican un proceso de extinción de estos mismos. el ambientalismo cumple su función básica. El ambientalismo también defiende la importancia de usar de forma sustentable los recursos de la naturaleza. Su finalidad es beneficiar a la humanidad de forma permanente. Usar sustentablemente los recursos naturales implica, simples y crudamente, tener que matar plantas y animales sin extinguir o exterminar su especie, su raza o sus genes. El ambientalismo por consecuencia, tampoco se opone a la actividad pecuaria ni a la agricultura, si estas respetan reglas que eviten, precisamente, la extinción de las especies. El ambientalismo no implica necesariamente crueldad para con los animales.

Claro es que los protectores de los animales tampoco quieren la extinción de las especies. Ellos creen que evitando la muerte de los animales contribuyen con esa finalidad. Pero, como antes fue explicada la transformación de la humanidad en "vegetarismo" muy probablemente acelerara la destrucción de los ecosistemas terrestres y la perdida consecuente de las especies. La expansión e intensificación de la agricultura para suplir el déficit de proteínas y grasas proveídas por la carne implican un mayor uso de agroquímicos y en especial agro tóxicos, y que no son buenos para el entorno natural ni para los animales en especial los acuáticos. Obviamente, ya existe gente pensando que la agricultura debe ser completamente "orgánica", sabe lo que eso significa, pero, como esta demostrado hasta el exhausto, esos métodos muy loables son de alto costo y de utilidad local y no permitirían alimentar a más de 6 mil millones de humanos.

La caza de ballenas es uno de los casos en que parece haber coincidencias entre ambientalistas y protectores de los animales. En el se combina la caza de especies muy grandes, en fase de ser exterminadas y por eso en franco proceso de extinción (lo que preocupa a los ambientalistas), con un método de caza cruelmente ostentoso (lo que preocupa mas a los defensores de los derechos de los animales). Esto puede haber contribuido a la confusión entre ambientalismo y proteccionismo animal. También contribuyó las fotografías incuestionablemente dramáticas, de la matanza de adorables focas bebés sobre la nieve y el hielo, teñidos de sangre. El hecho curioso es que, a pesar del espectáculo deprimente, esa es la forma mas humana de matar estos animales. La pregunta con las focas es, otra vez, si ellas tienen el derecho a existir como especies y, hasta donde se sabe las focas no están amenazadas por la cacería y si por los cambios climáticos, en compañía de muchos de otros animales de esa región, como el oso polar.

Existe una ética ambiental que se refiere al comportamiento social, inclusive muchas veces impuestas a través del derecho ambiental. Evidentemente, la ética ambiental, que abarca una enorme variedad de temas transcendentes, como los relativos a los bienes comunes y al bienestar humano, también incluye el comportamiento de la sociedad para con los animales (un elemento llamado bioética) e implica en evitar el trato cruel de los mismos. Es obligación legal en todos los países del mundo dar a los animales que servirán de alimento un trato lo menos cruel posible, inclusive una muerte indolora.

Cuando la filosofía impregna la legislación

La legislación depende de las creencias, filosofías y de actitudes de la mayoría de los que legislan. Esa mayoría no siempre es el que tiene la mejor o mayor capacidad para hacer las elecciones que beneficiaran a una nación. En Brasil y en otros países, la confusión de los legisladores sobre lo que en una parte es ambientalismo y, de otra, la defensa de los derechos de los animales, es evidente. Por ejemplo, el articulo 32 de la ley de los Crímenes ambientales (Ley n9.605 del 12 de febrero de 1998) que enumera los crímenes contra la fauna dice textualmente, " Practicar actos de abuso, malos tratos, herir o mutilar animales silvestres, domésticos o domesticados, nativos o exóticos", e indica para esos crímenes una pena de "detención de tres meses a un año, y multa". Dicho de otra forma, quien golpea a un perro o no lo alimenta, esta sometido a penas de la legislación ambiental como si esa especie estuviese corriendo riesgo de extinción y a pesar de que esos animales sean exóticos y muchas veces perjudiciales para la fauna nativa. Protectores de los animales se oponen, por ejemplo, que se acaben con perros hambrientos que atacan la rara fauna nativa de los parques nacionales, como en el caso del de Brasilia.

El lector estará pensando que este texto legal no importa porque nadie va a pretender practicar una estupidez de estas. Pero, si piensan así están muy equivocados. Las autoridades ambientales de todo el país están plagadas de peticiones de este tipo que abarcan desde quejas de los vecinos por los ladridos de perros, o denuncias airadas porque el gato de la familia recibió una piedra de un vecino furioso por los ruidosos hábitos amorosos del bicho, hasta demandas judiciales formales en el ministerio Publico contra los funcionarios de los servicios o institutos forestales del Ibama, que no hacen caso a estos pedidos de intervención. El ministerio Publico no toma en cuenta que los funcionarios de esas instituciones tienen que atender, en plazos perentorios a centenas de asuntos realmente importantes, como deforestaciones sin autorización, trafico de carbón vegetal, cazas ilegales, contaminación de ríos y lagos, pesca predatoria etc. etc. Como la ley determina que los decibeles del canto del canario de la vecina o que corten las mangueiras de un parque de una pequeña ciudad son asuntos ambientales, el ministerio Publico no perdona. De nada sirve explicar que los canarios y las mangueiras son seres domesticados, que ni siquiera entraron legalmente al país y que, lo que se haga o no se haga, con ellos es irrelevante para el ambiente urbano o natural.

Excepto cuando hacer referencia a animales salvajes, las normas sobre la crueldad contra los animales deben estar incluidos en los cuerpos legales correspondientes, pero no en la legislación ambiental y menos aun, en la forestal. Comportamientos inhumanos con los animales domésticos son crímenes comunes y deberían constar, por ejemplo, en la legislación criminal, porque practicarlos denigra al propio ser humano. El comportamiento cruel con los animales domesticados esta incluido en la legislación del sector agrario. Del mismo modo no son las instituciones ambientales y sus funcionarios, ni la policía forestal o equivalente, las que deben ser llamadas para atender casos de crueldad para con los animales domésticos o domesticados. La legislación actual esta errada y debería ser cambiada.

Conclusión

Lo derechos de los animales y la protección contra la crueldad es un tema importante, a pesar de que no este directamente relacionado con la temática ambiental, excepto en el caso de animales salvajes. Las propuestas de proteccionismo animal no contribuyen a mejorar las relaciones humanas con la naturaleza, ni con las otras especies y mas bien por el contrario, como ha sido demostrado, si son llevadas al extremo podrían ser nocivas al entorno natural. Las creencias y actitudes de los luchadores extremistas por los derechos animales responden exclusivamente a una visión de la ética y de la moral, que es respetable, apenas en la medida en que se apliquen voluntariamente. El hecho de que la humanidad sea mayormente omnívora no perjudica a aquellos que prefieren ser vegetarianos.

Por otra parte ser ambientalista, o sea, preocuparse mas por las especies que por los individuos, no excluye ser así mismo un protector de los animales y de practicar y defender el cuidado de los animales domésticos o ser vegetariano. Apenas, en este caso, se debe saber cual es la diferencia y el límite entre ambos conceptos y percibir en que momento ellos comienzan a ser mutuamente excluyentes. El autor cuida y ama a sus animales domésticos y hace todo lo posible para evitar actos que puedan implicar crueldad con cualquier animal y tiene muchos amigos que son puramente vegetarianos.

El extremismo en relación a los derechos animales revela tantas incoherencias morales que resulta casi imposible de comprender su mensaje. Por que la especie humana debería dejar de comer otros seres vivos si esa es la regla básica de la vida sobre la tierra desde que existe vida en ella? Por que los protectores de los animales no admiten que las plantas también son seres vivos y que, como ha sido bastante demostrado, también sufren cuando se las matan? Por que los extremistas de esta tendencia otorgan más valor a la vida animal que a la humana? En que fundamento moral se apoyan para tratar a sus animales domésticos mucho mejor que a millones de niños pobres del mundo, contra los cuales los animales que estiman compiten en recursos? Y pueden ser hechas muchas preguntas mas, entre ellas las que fueron discutidas en otras secciones, como el hecho de que los animales domésticos, por ser carnívoros, son muchas veces perjudiciales para las especies salvajes o; la falta de respuesta y de preocupación por parte de los defensores de los animales a preguntas como el control de plagas agrícolas y de pestes humanas.

Por lo dicho anteriormente se reitera que es injusto y errado confundir a los ambientalistas, inclusive los mas radicales, con los protectores de los derechos de los animales, pues como fue explicado, la finalidad del ambientalismo es la mejora de la calidad de vida de la especie humana a través de la conservación y uso sustentable de los recursos naturales. En cambio, los protectores de los derechos de los animales, que ni siquiera declaran querer mejorar la vida en la tierra, se guían por principios morales dogmáticos y, a veces, cómicamente ilógicos.

Marc Dourojeanni Ricordi
El Dr. Marc Dourojeanni fue director general Forestal, Parques y Fauna del Peru, Jefe de la Division de Medio Anbiente del Banco Mundial y del BID y vice precidente del UINC. Actualmente es consultor internacional y Presidente fundador de Pronaturaleza

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